Y curioso. De los cinco usuarios que han participado en las sesiones esta mañana, ninguno quería cantar ni jugar con la voz. Hoy era día de bailar. Pau ha sido el triunfador absoluto. Venía de fisio y pensábamos que estaría cansado, pero no ha sido así. Ha bailado aguantando el equilibrio casi toda la sesión. Y cuando parecía que estaba cansado y le ofrecíamos la silla para sentarse, volvía de nuevo a incorporarse y... a bailar.
Arnau P. también hoy estaba eufórico ya desde que lo fui a buscar al taller y le dije a dónde íbamos. No paraba de mover el brazo derecho y el cuerpo, pedía de cambiar instrumento a cada rato y se partía de la risa. Aunque, las pilas se le han acabado más rápido. No me extraña... con ese ritmo... estaría agotado cualquiera.